Thursday, 21 November, 2024

El reskilling para mejorar la retención de los empleados

El 43% de los profesionales españoles sufre el síndrome del Burnout, también conocido como fatiga laboral, según la Guía del Mercado Laboral 2022. A este dato ya definitorio de la situación actual que sufren gran parte de las empresas españolas, se le añade el hecho que el 61% de los empleados y empleadas de estas compañías, realiza horas extras sin remuneración y sin recuperarlas.

Así pues, ¿Qué futuro le espera a la población activa actual?

En el siguiente artículo, sobre el reskilling y el upskilling en la empresa, podéis encontrar las claves para evitar esta situación tan desagradable.

Antes de conocer las principales ventajas que nos ofrecen estas necesidades del negocio del siglo XXI, conozcamos primero la definición del término.

El reskilling, también conocido como reciclaje profesional, busca mejorar las funciones del trabajador/a para tener la capacidad de adaptarse a nuevas tareas dentro de la empresa. Mientras que el upskilling, busca la mejora de las funciones dentro de un mismo puesto, sin necesidad de cambio de tarea profesional.

Viendo el contexto actual, y una vez conocida las definiciones de los términos, existe una respuesta a los datos presentados al inicio de este artículo. Y la respuesta es clara. El futuro que le espera a la población activa actual es la disminución del síndrome del Burnout. Y os preguntaréis el porqué de esta afirmación.

Muy sencillo, existe mucha presión en las empresas por conseguir resultados. Y la mayoría de veces no llegan por el descontentamiento de los trabajadores y trabajadores que se sienten poco valorados. Pues bien, esto va a cambiar, independientemente de la falta de conocimientos u oportunidades.

¡Y todo gracias a las dos metodologías definidas con anterioridad!

El futuro está en la implementación de estas técnicas, y más viendo cómo evoluciona el mundo debido al crecimiento tecnológico constante. La digitalización, la inteligencia artificial, la automatización van a llegar para quedarse en el año 2030, según un estudio elaborado por McKinsey Global Institute. Y en consecuencia, hasta un 14% de la fuerza laboral mundial, se verá obligada a cambiar de categoría ocupacional. Esto no será un problema gracias a las ventajas que nos ofrecen estos métodos.

La primera y más clara ventaja es la reducción de los procesos de selección, una de las preocupaciones más altas que existen en el mundo laboral. Al reducir los procesos, no solo se incrementa la tranquilidad sino que además, aumenta la fidelidad de los empleados.

El segundo beneficio, derivado del  primero es la felicidad que se genera en el trabajador/a, y, por tanto, el aumento de la productividad. Según un estudio de Felicidad y Trabajo, de la consultora Crecimiento Sustentante, la felicidad incrementa en un 88% la productividad. Entendiéndose la productividad, como la punta del iceberg de una serie de las razones, entre las cuales podemos encontrar también, más motivación, mejor trabajo en grupo, aumento de la creatividad, adaptabilidad a los cambios, menos errores… un win-win para la empresa.

Otra de las ventajas es la reducción de la brecha digital. Es decir, se reducen las diferencias o las inseguridades en los trabajadores, por razón de edad o conocimiento, debido a la actualización constante que ofrecen las metodologías utilizadas. Si no tienes conocimiento de algo, tienes la opción de aprenderlo. Si lo sabes hacer, puedes especializarte aún más.

Por último, y no menos importante, mejoran la reputación corporativa. No hay mejor publicidad que la de los propios empleados y empleadas. Si los encargados de producir para la empresa hablan bien de ti por su satisfacción laboral, se disminuyen prácticamente al cero, las posibilidades de críticas negativas en el entorno.

En definitiva, existe la opción de renovarse o morir. Morir no es una opción, así que toca renovarse. ¡El camino a seguir, queda claro!