Entrevista a Cárceles: poeta, ilustrador y, a veces, tatuador
Entrevistamos a Cárceles, autor e ilustrador, que debe la mayor parte de sus ventas a Instagram. Un canal que ha sabido explotar y al que quiere y odia a la par. Un poeta que marca tanto a algunos de sus lectores, que incluso le piden que les tatúe sus versos. ¿Te lo imaginas? Sigue leyendo para conocerlo un poco más.
Primero cuéntanos un poco sobre ti y cómo empezaste a escribir y a dibujar, para que nuestros lectores entiendan el punto de partida.
Soy un chico de Badalona que empezó una carrera porque así tenía que hacerlo. No sabía cuál elegir exactamente y me decanté hacia el diseño gráfico, básicamente porque quería ser arquitecto pero, conociéndome a mí mismo, en ese momento no habría estado a la altura de lo que exigía la carrera. Elegí diseño, y aun así, hasta el tercer año no empecé a darme cuenta de dónde estaba y cuáles eran todas las posibilidades que me ofrecía el gremio. Yo en ese momento no era capaz de verlo, pero muchos profesores me animaron a que me enfocara más hacia la parte de la escritura, ya que en las asignaturas de expresión era donde más destacaba.
«Yo en ese momento no era capaz de verlo, pero muchos profesores me animaban a que me enfocara hacia la escritura.»
Un profesor en concreto, uno que ya murió, me dijo que nunca dejara de hacerlo. En el momento de elegir el trabajo final, me dirigí hacia el diseño editorial. Repetí ese trabajo, me auto suspendí, para al año siguiente poder dedicarle todo el curso. Y entonces me dediqué un año entero a ese libro, que hablaba sobre poesía visual, que no tiene nada que ver con lo que hago ahora, pero que seguramente es el inicio de todo. Lo que sí es cierto es que los resultados tanto estéticos, como conceptuales y artísticos cumplieron las expectativas y los profesores me insistieron en que no me rindiera en absoluto en este campo. Y a partir de aquí empecé a escribir y a autoeditarme con fanzines.
No siempre es fácil encontrar a profesores que sepan ver nuestras capacidades y dirigirnos hacia allí, ¡me alegro! Cuéntanos, ¿siempre te auto editas?
Todo lo que es fanzine, sí. Al principio, en la universidad, tenía unas máquinas muy antiguas y yo compraba el papel, lo imprimía y lo cosía con esa máquina. Ahora esa máquina ya no está, y es una lástima, porque sigo encuadernando yo, pero con una grapadora.
Ya no tiene este rollo tan manual…
Exacto, no tiene la misma gracia artesanal. Pero sí, todo lo que es fanzine, me lo edito yo. Con los libros, participo de todo el proceso: elijo el papel, las cubiertas, el tipo de impresión… Pero la encuadernación ya no, porque eso encarecería un montón la pieza. Un libro como el que tenéis aquí ahora podría llegar hasta 40 euros, y no es plan, jaja.
Estos son tus inicios, pero… Cómo de repente empiezas a vender libros
A vender “algo de volumen” hace más o menos año y medio. Es cierto que desde que abrí instagram alguno que otro había ido cayendo puntualmente. Pero tengo echar la mirada un poco hacia atrás, para que también entendáis todo lo que ha cambiado en el último año.
Yo antes pensaba, y lo sigo pensando aunque no puedo aplicarlo tanto como me gustaría, que lo importante de una cuenta de un artista son sus ideales, lo que hay detrás de su pensamiento y todo lo que transmite. Y es cierto que eso es importantísimo, pero a veces tienes que renunciar a ciertos aspectos para venderte. Un trapero reconocido puede salir a gritar: “no vengáis a mi concierto porque es una mierda” y la gente va todavía más. Yo tengo que hacerlo al revés:
“Mi libro está barato y mola mucho. Cómprame mi libro”.
Me gustaría ser algo más transgresor. ¡Que ya lo soy, eh! Pero me gustaría serlo en muchos otros aspectos. Pero empecé a vender un poco más abandonando un poco lo que era Cárceles en sus inicios. Al dar un giro un poco más comercial, he podido vender un poco más. Que aun y así me siento súper orgulloso, porque no me considero parte del gremio y sigo haciendo lo que me gusta.
Vendes básicamente a través de Instagram, ¿no?
Básicamente no, totalmente. La gente me escribe por privado y le hago el envío del libro por correo.
Es decir, Instagram te ha hecho romper un poco los ideales que tenías al principio, pero a la vez es lo que te está dando más visibilidad, ¿no?
Exacto, hay que saber ver esa balanza. Qué es lo que te da más y que menos y si te compensa. Tiene cosas buenas y cosas no tan buenas, como todo.
Aunque yo sea una firme defensora, las redes sociales tienen cosas muy buenas, pero también tienen su parte negativa, eso no lo puede negar nadie.
Lo peor de todo es que cuando consigues entender el truco: pillas la hora, el tipo de contenido y, de repente, te cambian el algoritmo. Ahora se me ha ido todo a la mierda otra vez, y la gente me pregunta que porque estoy menos activo, que si me pasa algo. Pues no me pasa nada, lo que me pasa es que estoy cansado. Pillo el truco, me lo cambian al cabo de tres meses, lo vuelvo a pillar de casualidad y me lo vuelven a cambiar. ¡Anda ya! ¡Con lo que cuesta esto! A alguien que tiene millones de seguidores igual no le cuesta, pero yo tengo 20 mil seguidores, pero conseguidos en 4 años, poco a poco. Que yo no soy de estos que compra seguidores, que cada uno de ellos me lo he ganado.
Y entre estos 20 mil seguidores, tienes también algunos haters si no me equivoco. ¡Gente que después de 4 años te sigue escribiendo para decirte que como duelen tus faltas de ortografía!
Más que haters yo diría trolls. Pero bueno, yo creo que en general la gente que me dice estas cosas, que viene a quejarse de mis faltas, es porque se acaban de sumar a mi instagram. Lo que sí es cierto también, es que hay gente que es troll, pero troll simpático, que ya entran en el juego. Y luego hay otros que entran fácil al trapo y entonces yo les contesto encantado. Esto me pasa sobretodo en las fotos que tacho libros para escribir cosas nuevas, en ese tipo de imágenes puedo llegar a sumar más de 900 likes y comentarios y eso le da una interacción y un movimiento a la cuenta que también es lo que me interesa.
«No es que a Cárceles le guste mucho entrar a picar, pero si tú me das juego, yo también entro. :)»
Sigamos con el tema de las faltas de ortografía que tanto gusta a estos trolls. Por que, por un lado, por el tipo de caligrafía y las faltas, podría dar la sensación de que Cárceles tuviera que hacer un contenido un poco más infantil y, en cambio, no es para nada así.
Cárceles es muy rebuscado y en todo lo que es rebuscado de Cárceles hay un sentido. La apariencia que comentas es un tanto naif, pero no es un naif de un niño de 4 años, es un naif de una persona mayor que no sabe escribir. Respira este aire de que ha tenido problemas o que es una persona en la que no corresponde la edad que tiene con su apariencia. Pero cuando lees el mensaje, te das cuenta de que eso no es así.
«Es un naif de una persona mayor que no sabe escribir o de alguien que tiene problemas.»
Y además de la apariencia, esa segunda vuelta de tuerca con las faltas de ortografía.
Hay faltas de ortografía por dos cosas. Primero por algo tan sencillo como la foto que tengo ahora de perfil, por ejemplo, que pone “todo vien”. Y si “todo vien” está escrito desgarbado y con V, quizá significa que hay algo que no está tan bien.
Y la segunda parte es una pelea que tengo yo con la RAE, aunque no la voy proclamando mucho. Te voy a poner un ejemplo también para que lo entiendas, hace un tiempo me escribió una chica de las baleares y me puso: “me sangran los ojos al leerte, pero felicidades.” Yo le di las gracias pero le pedí que me contara un poco más, que no entendía porque me decía eso. Y ella me contó que algunas de las faltas que hacía eran imperdonables. Que, en nuestro caso, teníamos que seguir la normativa de la RAE para escribir. A lo que yo le contesté que esta misma RAE a la que ella defendía era la que en la octava acepción de fácil ponía: una mujer. La reflexión es muy clara: “eres tan patética que estás viniendo aquí a defender unas normas, que han creado unos matados, que dicen que tú, como mujer, eres fácil.”
Creo que en esto de las faltas de ortografía también hay una parte más personal, que estoy segura de que te ha influido.
Bueno, uno de los tatuajes que llevo, es un poema de mi abuelo y me lo tatué tal cual lo escribió él. Con todas las faltas de ortografía. Es cierto que me llamaron tanto la atención en ese momento, que me lo quise tatuar tal cual estaba escrito. Esto pasó mucho antes de que yo me pusiera a escribir pero es, seguramente sin yo saberlo, uno de los detonantes de lo que hago. Una de las primeras veces en que me di cuenta de que las faltas de ortografía son importantes, porque dicen mucho de alguien. Y, a la vez, puedes escribir con muchas faltas, y decir auténticas verdades.
«Las faltas de ortografía son importantes, dicen mucho de como es alguien o de su vida.»
Y ya que sacas el tema a relucir… Vamos a hablar de tatuajes. Vas tatuado de arriba abajo con tus frases y tus dibujos, pero no solo tú. Hay gente que se tatúa Cárceles.
Sí, espero que casi todos los haya hecho yo. No me gusta que cojan algo mío y vayan a tatuarse a algún sitio.
Perdona, ¿dices que los tatúas tu mismo?
Todos los que hay colgados en mi perfil de instagram, sí. La gente me contacta y voy a su casa a hacerles el tatuaje. Pienso que si es una cosa mía y que te ha marcado tanto como para tatuarte, lo mejor es que te la marque yo mismo, ¿no? Un tatuaje es algo para toda la vida y me gusta mucho formar parte de esto. Es como cerrar el círculo.
«Si algo mío te ha marcado tanto como para tatuártelo, mejor que te lo marque yo ¿no?»
Última pregunta ya, y casi obligada para estas fechas. ¿Qué libros o autores nos recomiendas para Sant Jordi, el día del libro?
Los libros que me gustan no son solo de gente que escribe, no son solo escritos, a mi me gusta llamarlos alquimistas, porque hacen de todo.
La primera que os recomiendo es Chantal Maillard, es filósofa y escribe poesía. Hay un libro en concreto “Matar a Platón”, que me encanta.
También Emil Ciorán que escribe frases cortas que son tipo silogismos y es de estos que te leas el libro que te leas, seguro que te gusta. Tiene mucho de Cárceles, aunque se nota la diferencia, él no es tan melancólico, es más hijo de puta. Recomiendo cualquiera de sus libros.
Genial, ¡muchísimas gracias y la mejor de las suertes con ese algoritmo de Instagram que nos trae a todos de cabeza! 😉